de 'mukauma' i 'waksa' cap a la pau? [1]
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Media Palestina negocia la paz
El clima en la región recuerda al optimismo pre-Oslo pese a la división palestina
La división de los palestinos que habitan los territorios ocupados no impide que renazca la esperanza en Cisjordania de que las negociaciones de paz entre la ANP e Israel lleguen a buen puerto. Hoy Olmert se reunirá con Abas en Jericó.
Henrique Cymerman | Ramala. Corresponsal | 06/08/2007 | Actualizada a las 03:31h
En Cisjordania y en Israel se respira una atmósfera de déjà vu que recuerda las vísperas del proceso de paz iniciado hace catorce años entre israelíes y palestinos. De nuevo los líderes palestinos, el presidente Mahmud Abas y el primer ministro Salam Fayad, hablan de apartar a la mukauma (la resistencia) y de la paz como "una elección estratégica y una necesidad"; de nuevo Washington planifica una conferencia internacional de paz en otoño, esta vez con participación saudí y bajo la amenaza iraní.
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PALABRAS CLAVE
Gaza, Cisjordania, Hamas, Israel, ANP, Barguti, Al Fatah, Palestina, La Vanguardia, Yasir Arafat, Mahmud Abas, Estado, Jericó, Ramala, Occidente, Washington, Irán, Ehud Olmert, Túnez, Fatah, Jordania, Jerusalén Este, Maruan Barguti, Olmert, Oslo, Arafat, Jerusalén
La gran diferencia es que en 1993 el dirigente histórico Yasir Arafat hablaba en nombre de la mitad del pueblo palestino de Gaza y Cisjordania (la otra mitad vive en la diáspora), mientras que hoy Abas representa solamente a una cuarta parte de su pueblo, los poco más de dos millones de habitantes de Cisjordania y de Jerusalén Este.
En la calle palestina, el concepto político más difundido es la palabra árabe waksa,humillación y retroceso. Éste es el término usado para hacer referencia a la división interna entre Gaza - la ciudad estado controlada por los islamistas de Hamas- y Cisjordania - administrada por los nacionalistas de Al Fatah-.
La derrota árabe de 1948, y la creación del Estado de Israel, se definió como nakba;la derrota de 1967 en la guerra de los Seis Días fue bautizada como naksa. La waksa es vista como la derrota más dolorosa, ya que no fue causada por un enemigo exterior sino que se percibe casi como un suicidio.
En algunos aspectos, la guerra fratricida palestina devolvió a su movimiento nacional a la época entre 1947 y 1968. Una era de dispersión geográfica palestina entre la Cisjordania perteneciente entonces a Jordania, la franja de Gaza en esos tiempos egipcia, la minoría árabe de Israel y la diáspora. Una época en que millones de palestinos se concentraron en su supervivencia personal y familiar.
La actual división palestina tiene una base ideológica: Hamas pretende unificar Gaza y Cisjordania bajo la bandera verde del islam. Al Fatah, en cambio, sueña con unir las dos zonas bajo la bandera de la democracia. Pero el movimiento que fundó Yasir Arafat empezó a desintegrarse tras su muerte. Su liderazgo continúa estando compuesto por los veteranos de Túnez,encabezados por el presidente Abas: el cambio generacional no se produjo en Al Fatah. Aunque Abas habla abiertamente del preso número uno palestino, Maruan Barguti, como su heredero, éste, al igual que muchos de los cuadros intermedios de la organización que lideraron la intifada,se encuentra en la cárcel israelí. El dirigente Cadura Fares, el político más allegado a Barguti, dice a La Vanguardia:"Estamos en una situación catastrófica, pero seguimos apostando por la fórmula dos estados para dos pueblos que vivan en paz". Algunos temen que ni siquiera Barguti sea capaz de superar la división del pueblo palestino.
Aun así Barguti, de 49 años, se mantiene como la gran esperanza en las calles de Ramala. Al presidente Abas, en cambio, le tienen por un mandatario que desde que se vio obligado a suceder a Arafat cuenta los días que faltan para el final de su legislatura. Abas, que perdió a su hijo Mazen y que superó un cáncer, reconoce a menudo que querría poder disfrutar de sus últimos años en Gaza le convirtió en un dirigente más determinado. "El presidente ha decidido hacer todo lo que se pueda para lograr algún acuerdo con Israel que permita crear un Estado independiente", afirma un joven en un café de Ramala mientras fuma un narguile. Sin embargo, a su lado un hombre mayor, con aire de quien lo vio ya todo, le define como "el rais de la Muqata"; las personas que acuden al café insinúan que sus poderes son muy limitados. Un anciano va más allá y define el Gobierno de emergencia como "Jukmat el Maash", el Gobierno de los sueldos: Occidente empezó a enviar dinero a la ANP para reforzar a los moderados. La ANP paga los sueldos de miles de funcionarios y policías en Cisjordania, pero también envía dinero a cerca de cien mil fieles a Abas de la franja de Gaza.
Esto contribuye indirectamente a estabilizar el Gobierno de Hamas en Gaza. El grupo islamista ha lanzado una campaña de relaciones públicas en que invita a la prensa internacional a ir a la franja para ver una zona palestina "más verde, más limpia y con más orden en las calles". Por primera vez, miles de milicianos armados han desaparecido de las calles, no se perciben luchas mafiosas entre clanes, el tráfico está más ordenado que nunca e incluso los miles de tenderetes ilegales de la céntrica plaza Palestina han sido retirados.
A Hamas tampoco le falta el dinero, en gran parte procedente de Irán, por lo que los islamistas mantienen una amplia red de ayuda social y humanitaria destinada a sus seguidores.
El sufrido pueblo palestino se adapta rápido a situaciones cambiantes. "En Gaza nos hemos acostumbrado a Hamas y nadie añora a los corruptos de Al Fatah", dice a La Vanguardia un pediatra en el anonimato que nunca se había identificado con los islamistas. Y añade: "Cada vez respiramos más islam en la sociedad, pero el proceso es gradual y dan esperanza a la juventud".
Estos días el discurso de la población en Gaza y en Cisjordania refleja la brecha creciente entre las dos zonas. El analista palestino Zacaria Talmen suspira: lo único común entre los dos lados es la sensación de waksa. "Hemos retrocedido al menos cincuenta años", afirma. Y añade: "A lo mejor justamente en una situación tan difícil será más fácil llegar a un acuerdo que al fin permita la soberanía palestina".
Hoy mismo está prevista una reunión en la ciudad cisjordana de Jericó entre el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente de la ANP, Mahmud Abas, sobre la reanudación de las negociaciones de paz con vistas a la conferencia internacional prevista para fines de año. Se trata de la primera reunión entre ambos fuera de Jerusalén.
En los noventa, la decepción por el fracaso del proceso de paz entre israelíes y palestinos llevó a una intifada sangrienta que duró siete años. Todos esperan ahora que la historia no se repita.