EL DEBAT ESTÀ OBERT

Trobo al blog d'en David Bravo un debat interessant... és el que sembla que és l'etern debat sobre drets d'autor dels últims anys. P2P sí, P2P no.
A continuació transcric la opinió d'en David Muñoz, guionista de cinema i televisió i com reflexa la seva opinió catastrofista sobre el tema.

text original de Jorge Iglesias

Pues sí, la cosa está pero que muy triste. Pero me temo que esto ya es imparable.
Últimamente he mantenido un par de “discusiones” por e-mail en foros varios sin ninguna relación con el audiovisual sobre el tema de derechos de autor y la inmensa mayoría de la peña está convencida de que el “todo gratis” es estupendo y fenomenal. Y que los autores, productores, distribuidores y taquilleros pretendan cobrar por su trabajo es poco menos que una aberración.
Así está el patio, compañeros. El “peterpanismo” y el izquierdismo bienpensante campan por doquier, dictando que “la cultura” es un bien universal por el que “nadie debería pagar”. Como si no pagaran todos los días un pastón a Telefónica por su conexión de banda ancha...
Lo peor de todo es que eso no hay ley que lo arregle. Nuestra única salvación sería que se encontrara un sistema de difusión tecnológicamente impirateable. Vamos, una utopía.
Además, aunque se consiguiera parar el tema de las descargas gratuitas, el daño gordo ya está hecho. Porque el acceso masivo y gratuito a toda forma de cultura popular ha producido una devaluación bestial de todos los productos culturales. Cuando tienes 1000 discos o 1000 pelis gratis en tu disco de ordenador, ninguna tiene demasiado valor. Ninguna te ha costado el más mínimo esfuerzo. Ninguna te ha generado la más mínima ansiedad por tenerla.
Para colmo, como bien dice Carlos, los únicos que se salvan en este panorama son los “grandes nombres”. Aquellos que tienen detrás suyo un aparato mediático y de marketing suficientemente potente como para convertirse en “evento”. Pero la creación independiente cada vez lo tiene más jodido.
Sólo en el campo de la música, que fue el primero en sufrir el puñetazo, han desaparecido en los últimos 3-4 años la mitad de las discográficas madrileñas independientes que yo conozco, la mayoría con 20 años de historia a sus espaldas. Y la media docena de amiguetes músicos que iban tirando con sus ventas de 5.000-10.000 discos al año han dejado también de publicar nuevos discos y se dedican en su mayoría a curros de encargo u otros oficios que nada tienen que ver con la música. Los más valientes y que optaron en su día por la autoproducción y autodistribución han visto como sus trabajos no llegaban a vender ni 500 unidades. Eso sí, en el emule estaban disponibles el mismo día de ser publicados.
Esto es el fin, muchachada...

És lògic que un guionista, director o músic qualsevol que visqui desde dins el "perill" de les xarxes P2P tingui aquesta opinió. Però, el que passa és que enfoquen de forma errònea el problema. La qüestió no és un problema com a tal, és simplement una qüestió d'actualitzar-se i de que el temps i la tecnología són dos aliats indiscutibles en bé de la societat. I així ho expressa en David Bravo en una carta que va escriure a en David Muñoz

Creo que el debate está mal enfocado. La realidad es que las descargas de Internet existen y que las realizan millones de personas en todo el mundo. La realidad es, también, que dentro de muy poco tiempo (y cuando digo poco, quiero decir meses) saldrán programas que harán absolutamente imposible lo que hoy ya es muy difícil: perseguir y frenar la descarga masiva de obras intelectuales a través de Internet. Ese es el panorama actual y todos los debates que giren en torno a que está muy mal o que está muy bien no cambiarán ese hecho. La persecución legal de los usuarios, independientemente de lo deleznable que nos pueda parecer a muchos o de lo justa que sea para otros, es, y sobre eso parece que todas las partes están de acuerdo, ineficaz.

Ante esa situación sólo cabe la aceptación del momento tecnológico en el que vivimos, del uso que los ciudadanos hacen de esa tecnología y de la necesaria adaptación de la industria a esa nueva realidad que les ha tocado vivir.

Esa adaptación es tan necesaria como lo fue para los que trasportaban el hielo en vigas cuando apareció el frigorífico, como lo fue la de los conductores de coches de caballos cuando apareció el coche de motor o como lo fue la de los trabajadores de los telares manuales cuando se inventaron los telares mecánicos. La molestia y desconcierto de todos ellos ante los nuevos avances tecnológicos es tan comprensible como inútil.

La propia industria del disco nace asesinando trabajos. Antes de ella, solo podía accederse a la música oyéndola en vivo. Tan importante era este tipo de comunicación pública que en su momento era el núcleo fundamental de las leyes de Propiedad Intelectual. Nuestra ley de 10 de Enero de 1879 le dedicaba una sección de siete artículos a las obras dramáticas y musicales y el Reglamento de 3 de septiembre de 1880, que la desarrollaba, dedicaba uno de los dos títulos que lo componían a los teatros y a las obras dramático musicales.
Ese núcleo fundamental de la propiedad intelectual que era la comunicación pública en vivo, cambió cuando se popularizó el gramófono que llevaba la música de los teatros a los hogares. Probablemente, los dueños de un negocio montado sobre la base ayer firme del directo, vieron en esta industria incipiente algo muy parecido a un pirata que ponía en la calle a miles de trabajadores honrados que se dedicaban a organizar espectáculos y que ahora quedaban relegados a un segundo plano. Los negocios y los pilares mismos de la propiedad intelectual tuvieron que cambiarse por completo y adaptarse a la nueva realidad que supuso el nacimiento y consolidación de la industria discográfica.
La industria discográfica y cinematográfica lleva décadas oponiéndose a los nuevos avances tecnológicos que la obligan a cambiar su modelo de negocio tal y como ellos habían hecho con el modelo de negocio de los dueños de los teatros. El “monstruo de Internet” ha tenido muchas caras a lo largo de la historia y, para algunos, la primera de todas ellas fue la de la misma industria discográfica.
Ese monstruo ya estuvo encarnado en 1908 por un nuevo invento que consistía en un sistema de cartuchos perforados que mediante un determinado dispositivo tocaba música automáticamente. La editora musical White—Smith demandó a Apollo Co, responsable de esta nueva amenaza que acabaría con la música y que, en aquel momento, rompía las reglas del juego.
Poco después, en los años 20, los intérpretes de vaudeville iniciaron acciones legales contra Marconi por inventar otro monstruo: la radio.
En la década siguiente, los 30, se inventó la radio FM. Las discográficas, que habían hecho todo tipo de inversiones en la AM, iniciaron fortísimas medidas de presión que terminaron con Amstrong, inventor de la radio FM, saltando desde el piso trece de un edificio. Pese a todo, la radio FM siguió finalmente su camino dominando las ondas.
En la década de los 40 el nuevo enemigo se llamó “televisión” y los estudios de cine la trataban con el mismo temor y menosprecio con el que hoy se refieren a Internet. Seguramente la discusión sobre si se valoraría el cine al poder verlo gratis desde el sofá de tu casa, ya empezó en esos años.
A finales de los 50 las editoriales cargaron contra las primeras fotocopiadoras que permitían copias masivas de sus productos.
Cuando en los años 70 comenzó a generalizarse la práctica de la copia de casetes, la industria hizo todo lo posible por frenar tan peligrosa costumbre. A los que hoy seguimos de cerca la persecución de las copias hechas desde Internet, la campaña que se hizo para frenar a las de casete nos resulta familiar. En ella se incluían dos tibias cruzadas y un sucinto mensaje: “Las grabaciones caseras están matando la música”.
En los 80, la industria del cine se opuso judicialmente a la aparición del vídeo casero alegando que estrangularía, en palabras del presidente de la MPAA, a toda la industria. El abogado de una multinacional dijo al Tribunal Supremo que los vídeos “constituían una industria de mil millones de dólares basada en la apropiación de la propiedad de otra persona”. Sony, inventor de ese nuevo monstruo, ganó en el Supremo y el vídeo casero siguió su camino. El mismo camino en el que Sony, ahora muy introducida en el negocio de los contenidos, se interpone cuando se habla de Internet. Hoy en día la venta de cintas y de DVD es el negocio más rentable de la industria cinematográfica, suponiendo el 63% de sus ingresos.
Echando la vista atrás, parece absurdo que alguien pudiera oponerse a inventos que, hoy en día, son de uso absolutamente cotidiano, como, muy probablemente, se verá dentro de una década la actual batalla por las descargas de la Red.
Hay otro denominador común: en todos los casos descritos la industria no tuvo otro remedio que adaptarse a los nuevos tiempos. Eso mismo debe hacer ahora si quiere sobrevivir.
Ya se están dando pasos en ese sentido. La industria sabe bien que la única forma de ganar la batalla es, precisamente, no batallando e intentando subirse al carro. Teddy Bautista, que no es precisamente sospechoso de estar muy de acuerdo con mis tesis, ha dicho que “contra la piratería en la Red es imposible luchar, ya que se extiende como una mancha de aceite y lo que debemos hacer es tratar de adaptar la industria discográfica a esa realidad”.

No se trata de que se trabaje gratis, sino que ahora ese trabajo se habrá de ver remunerado, forzosamente, de otra manera y por otras vías que no pueden ser ya las mismas que hace años. No es que se exija un cambio de modelo de negocio, como algunos han creído, sino que simplemente se señala que o se hace o, lamentablemente, muchos se quedarán en el camino. Que ya no estamos en los años 80, no lo decimos nosotros, lo dice el calendario.
Cierto es, como bien dice Jorge Iglesias, que para que exista un modelo de negocio es necesario que exista gente que pague. Pero ese pago puede hacerse de diversas maneras y no tiene por qué ser por el acceso directo al contenido. Si se invirtiera el mismo dinero y tiempo en buscar y aplicar vías alternativas de remuneración en lugar de intentar parar el agua que atraviesa una canasta de baloncesto, se avanzaría más. Schlachter, en su libro The Intellectual Property Renaissance in Cyberspace. Why Copyright Law Could Be Unimportant on the Internet, señaló hasta nueve vías distintas de remuneración de artistas, autores y productores. Estas vías, algunas sólo aplicables al software, no son la venta directa del producto, sino vías indirectas como “la publicidad, la esponsorización, las ventas a prueba, la venta de actualizaciones, la venta de tecnología complementaria que haga posible el disfrute de las obras, la venta de objetos físicos relacionados con las obras, la prestación de servicios técnicos de reparación y apoyo, la compra y venta de información sobre las preferencias de los consumidores y la formación de grupos consumidores potenciales con una fuerte identidad”.
William Fisher, profesor de Harvard, plantea otro modo de remuneración para las descargas. Tal y como lo enuncia Lawrence Lessing en Free Culture: “Fisher sugiere una forma muy ingeniosa para esquivar el callejón sin salida en el que halla Internet. De acuerdo con su plan, todos los contenidos susceptibles de transmitirse digitalmente serían (1) marcados con una huella digital (no importa lo fácil que es evitar estas marcas; ya veremos que no hay incentivos para hacerlo). Una vez que los contenidos han sido marcados, los empresarios desarrollarán (2) sistemas que controlen cuántos ejemplares de cada contenido se distribuyeron. A partir de estos números, (3) después se compensará a los artistas. La compensación sería pagada por un (4) impuesto al efecto [...] La propuesta de Fisher es muy similar a la propuesta de Richard Stallman para DAT. A diferencia de la de Fisher, la propuesta de Stallman es pagar a los artistas de un modo directamente proporcional, aunque los artistas más populares recibirían más que los menos populares. Como es típico en Stallman, su propuesta se adelanta al debate actual en algo así como una década”.
Según el libro El Derecho de Autor en Internet, Warner Bros mantuvo un sitio web desde el que se podía acceder gratuitamente a obras en formato DVD dejando la posibilidad de pagar una suscripción a cambio de recibir servicios de valor añadido como entrevistas o imágenes del rodaje. El acceso gratuito se presenta así no solo como compatible con el acceso de pago, sino incluso como su promotor.
El cambio de modelo se está iniciando de manera tímida. A finales de 2005, el sello discográfico Faktoría D empezó a distribuir discos en Madrid y Barcelona que no tenían ningún coste para el comprador. La forma de financiarse y conseguir beneficios era que el libreto de los CDs tenía publicidad inserta en sus páginas.
Esta vez no es una discográfica independiente, sino que es Universal Music, la discográfica más grande del mundo, la que en Agosto de este año anunció que pondría a disposición del público todo su catálogo gratis en Internet. Su financiación vendría igualmente por medio de la publicidad. Poco después de esta noticia, EMI anunció que haría lo mismo que Universal y pondría igualmente todo su catálogo gratis en Internet. Hay que tener en cuenta que entre estas dos discográficas se reparten casi la mitad del mercado discográfico de todo el mundo.
La fórmula de Universal y EMI no es novedosa sino que sigue la estrategia de Disney y ABC que, al ver que los episodios de sus series de más éxito se intercambiaban al poco tiempo en Internet, decidieron ponerlas ellos mismos en la Red con interrupciones publicitarias. A la mañana siguiente de su emisión en televisión, los propios titulares de los derechos ponen gratis en Internet series como Perdidos y Mujeres Desesperadas.

Es indiscutible que cada cual puede opinar lo que quiera sobre este asunto. La industria puede pensar que las descargas están mal o que no deberían poder hacerse. Pero si mientras se quejan por algo que ya es inamovible intentan reformar su negocio, tanto mejor para ellos.

No és nou per als lectors d'en David el que expresa... però tant els que opinin una cosa, com l'altra, el debat està obert!
Jo sé on em posiciono... estimo la cultura i per això no m'agraden certs comentaris de certs "artistes"
si la música te parece cara y un paquete de pipas no, cómprate unas pipas y no un CD que vindría a ser que si no tens suficient diners com per a pagar per accedir a la cultura que jo faig, allunya't i compra't un paquet de pipes. Això sí que mata la cultura i no les xarxes P2P... sense comptar l'acció que està fent a la cultura de veritat el sectarisme dels senyors d'SGAE però això ja li dedicaré un altre post perquè és suficientment ampli com per a dedicar-li un pos sencer.

En definitiva, crec com en David Bravo, l'acció tecnològica sobre la industria cultural és evident molt negativa... però i no és d'això del que es tracta? Alliberem llicències, oblidem el copyright, cerquem models de negoci alternatius i aliem-nos amb la tecnologia. És evident que si mor la indústria cultural, la cultura no morirà, s'actualitzarà. D'ells depèn si volen morir o actualitzar-se.

3 comentaris

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Comentaris

raquel

"si la música te parece

Enviat per raquel el Dc, 02/05/2007 - 18:10

"si la música te parece cara y un paquete de pipas no, cómprate unas pipas y no un CD"

No sé qui va dir això, però hi estic completament d'acord. El 95% dels músics avui dia o es moren de gana o han de tenir una feina "normal" per sobreviure. Amb tanta descàrrega gratis, la gent realment no valora la música, i m'assembla que no hi ha gaires persones que podrien viure sense música. El món necessita músics, però els músics necessiten peles per sobreviure, també.

Potser en comptes d'un paquet de pipes jo hagués posat com exemple un parell de cubates, que és més realista. Seriosament, la gent prefereix beure's un parell (o cinc, o sis) cubates en un bar que comprar-se un CD. Els cubates els hi duraràn, com a molt, tota la nit. El CD els hi pot durar tota la vida.

Un exemple de com són certes persones: El mes passat el meu marit tocava a San Angelo, Texas, (a unes 4 hores en cotxe d'on vivim) amb una banda boníssima. Jo m'havia llevat a les dues de la matinada per anar a la feina, i quan vaig plegar ens varem anar cap a San Angelo. Cansada de treballar i de les 4 hores de cotxe, quan arribem allà el cantant em demana que si puc cobrar les entrades a la porta perquè la noia que ho havia de fer estava malalta. Com que la banda cobrava comissió per les entrades venudes, vaig dir que sí, decidida a no deixar entrar de gorra a ningú. L'entrada eren $10, i la gent els pagava de bon grat perquè sabien que tenien per endavant 4 hores de bona música per ballar. Al cap d'una hora, un idiota borratxo va entrar al local, i es va empipar perquè havia de pagar $10. Em va dir que no volia pagar perquè ell havia anat a beure's unes copes, no a ballar, i em va dir que ja es gastaria prou pasta al bar. Jo, amablement, li vaig dir que ho sentia molt però que la entrada eren $10, i ell em va dir que me'n pagaria 5 i deixaria bones propines a les cambreres. Jo quan estic cansada m'empipo fàcilment, però encara li vaig poder dir amablement que si volia entrar, havia de pagar. Ostres, com es va cabrejar! Li vaig haver d'aguantar un discurs, i al final em va dir que ja trobaria un altre lloc ón gastar-se els diners. Espero que no en trobés cap. La feina de músic està molt mal pagada, i el món necessita menys idiotes com aquell.

He vist que es menciona la SGAE... Aquests pirates també em fan bullir la sang. No són els unics, és clar. La BMI és igual de dolenta. Per posar-vos un exemple, mentre el meu marit i jo viviem a Arenys, ell va escriure una cançó que es diu "Last Train To Barcelona". La va registrar amb la SGAE perquè erem allà. Al desembre del 2004 en Tomeu Penya treia un disc ón s'incloïa "Last Train To Barcelona", i tota la família estava ben contenta. Quan varem anar a la SGAE per veure què haviem de fer per cobrar els drets d'autor, ens varen dir que no els podien pagar perquè ell estava afiliat a la BMI (una SGAE internacional), i que fins que no es desafiliés no hi havia res a fer. La BMI ens va dir que això no era veritat, que no ens preocupessim que ells s'ocuparien de tot. No ho varen fer, és clar, i després de infinitat de trucades i emails ignorats, varem decidir que encara estavem molt contents de tenir la cançó al disc d'en Tomeu, que ens agrada molt i és el cantant preferit de la meva mare, però que no veuriem mai un duro. Sabem que la SGAE col.lecta els diners, però que només paga a les seves "estrelles". Colla de lladres...

Jo me'n recordo quan anava cada día a Barcelona a estudiar a l'Escola Oficial d'Idiomes. Els meus pares em donaven, si no recordo malament, 1.500 pessetes a la setmana pels meus gastos (cafès, diaris, etc). Moltes vegades passava de pendre'm el tallat entre classe i classe, o algun dia pujava les Rambles a peu per estalviar-me el bitllet de metro, i cada mes, miraculosament, me'n podia anar a Discos Castelló i comprar-me un o dos discos de música country, la meva música preferida. Jo la valorava, la música que comprava, i no robava diners als músics que la feien.

El P2P no és dolent. Molts artistes comparteixen concerts sencers perquè els fans se'ls descarreguin, i els encoratgen a compartir-los amb altres fans, però el que no faran mai és donar gratis un àlbum que, com a mínim, els hi ha costat $30.000 o $40.000 de grabar en un estudi. I una persona que compra el CD del seu artista preferit i el penja a internet perquè tothom se'l pugui descarregar gratis, s'hauria d'aturar i pensar en el mal que li està fent a l'artista.

Raquel

Esperanceta

TENS RAÓ PERÒ...

Enviat per Esperanceta el Dc, 02/05/2007 - 20:19

Jo en cap moment he comentat que un artista de debó, no aquesta patranya que ens venen als mitjans de comunicació, aquesta èlite de la indústria musical, que poden ésser qualsevol cosa menys artistes, hagi de no cobrar per la seva obra. Evidentment que un artista, sigui del tipus que sigui, ha de tenir algun tipus d'incentiu o remuneració per a poder crear obres de qualitat. El que jo em pregunto és el següent: Quin tant per cent del total del preu d'un CD es porten tots els intermediaris (contant discogràfiques, entitats gestores i altres) i quin tant per cent es porta l'artista, en aquest cas el teu marit?. Jo, pagaria amb molt de gust el preu del CD sabent que aniria a l'artista. El que no em fa gens de gràcia és saber que la majoria d'aquests diners van a multinacionals (són 4 les empreses que manegen l'oligarquia cultural a Espanya) ja prou riques gràcies a l'esforç de tercers (artistes de debó). Potser és una posició insolidària des del punt de vista d'un artista, però crec que puc donar molt més a un concert que no m'importa pagar el que em demanin que en el preu d'un CD. Segurament les xarxes P2P estàn fent una gran acció publicitària a artistes que d'altra manera, no es coneixerien, perquè tots els que ens movem una mica en aquest entorn, SGAE, ACAM i discogràfiques principals (EMI i Universal) fan publicitat nomès de la patranya que els interesa. Normalment alguna cosa semblant a cultura... malauradament els artistes de debó han d'anar a discogràfiques alternatives que normalment no tenen prou líquid com per a fer campanyes com les grans. Des d'aquest punt de vista les xarxes P2P estàn fent un gran favor a l'artista "miserable".
Un altre punt que no estic d'acord és culpar als internautes de la precària situació del mercat cultural... la cultura és un dret que tenim tots per a accedir-hi, tinguem diners o no en tinguem. Aquesta és una característica de la cultura i es recull a la constitució del 1978 (o això crec). La precària situació és de les empreses intermediàries... el no voler actualitzar-se, el no voler evolucionar i adaptar el model de negoci. Un ciutadà (internauta o no) pot compartir la seva música com es feia anys enrera amb el cassete de música amb el seu col·lega de Nova York. El problema són les taxes i la forma de fer de tota aquesta màfia d'intermediaris que dominen aquest mercat.
De totes maneres, entenc la teva preocupació, podem discrepar en les opinions i en la forma d'atacar el problema pero ho entenc perfectament ja que jo d'alguna manera l'he sofert però en un altre entorn: el del software. Jo, al igual que el teu marit va haver uns anys que vaig haver de programar software lliure mentres treballava per una empresa que tancava el codi. Ara, per sort, treballo en una empresa 100% free software que treballa en un model del negoci totalment diferent al que està acostumada la indústria del software. La idea és aquesta, obrir llicèncias i repensar el negoci. O es fa així, o la indústria mor. El problema és que abans de morir la indústria, s'en porta amb ella alguns petits artistes. Són els efectes colaterals...
Ja per acabar, m'agradaria esmentar-te un parell de llibres que potser t'interessaries llegir, un és Copia Este Libro d'en David Bravo (molt recomanable) i l'altre Cultura Libre d'en Lessig i ja possats Software Libre para una Sociedad Libre d'en Richard Stallman. Tots tres totalment lliures de llicències restrictives de compartir per a baixar en PDF.

Molt de gust d'haver intercanviar opinions amb tu.

Salut!

raquel

Tot el que dius de les

Enviat per raquel el Dij, 03/05/2007 - 16:02

Tot el que dius de les discogràfiques és veritat. Fa temps vaig veure un llistat detallat de com es repartien els diners que la gent paga per un CD, i el que l'artista s'emporta és ridícul. Ahir el vaig estar buscant però encara no l'he trobat. No m'he donat per vençuda, i si el trobo el posaré aquí perquè crec que és molt interessant. Si no recordo malament, el que s'emporten les persones que escriuen les cançons són cèntims (no dòlars ni euros) per CD venut, i l'artista només s'emporta uns $3 o $4. La resta (i la meva germana em va dir que a Espanya, avui dia, la majoria de CDs costen uns 20 Euros), són per les discogràfiques, advocats, i tota aquesta colla de lladres.

Però, si no paguem tots aquests diners per un CD, encara que la major part no vagin a parar a les mans dels que fan la música, aquests no s'emporten ni les engrunes que les discogràfiques els hi volen donar.

Jo només tinc una mica de coneixement del món de la música, però ja em crec que el de les llicències de software i altres coses es troben amb el mateix problema.

Moltes gràcies per les recomanacions dels llibres, Hèctor :)

Salut!